Por Jose Alfonso Garre a 3 de Abril de 2020

Desde el confinamiento domiciliario provocado por el coronavirus escribo.

Hoy quería dar respuesta a una pregunta que me hacen mis hijos: ¿cuál es el objeto de la vida? 

Se pierde toda esperanza, toda ilusión encerrados como pollos en una granja sin saber para qué estamos aquí. Lo que no saben es que cuando salgamos del confinamiento seguiremos confinados en un mundo que solo busca esclavizarnos. No quiere que seamos libres.

Pero ¿qué es la libertad? Esta pregunta la recuerdo insistentemente hecha en mi casa por mi hermano mayor a mi padre. Mi hermano se pasó toda su adolescencia haciendo esa pregunta a mi padre. No sé si algún día encontrará la respuesta que buscaba. Se lo preguntaré.

Aquí está mi definición de libertad. La digo desde el principio y así si no te interesa la respuesta puedes dejar de leer esta reflexión y no te hago perder el tiempo. 

Lo puedo formular de varias maneras todas igual de chocantes:

  1. Solo eres libre cuando haces la voluntad de Dios.
  2. Solo eres libre cuando te haces esclavo del Amor.
  3. Solo eres libre cuando haces lo que tienes que hacer.

He buscado la definición de la RAE que dice algo así: es la capacidad que posee la conciencia para obrar y pensar de acuerdo con la voluntad del individuo. Asimismo otra acepción de lo que significa el término es la que la define como una condición en la que una persona no se encuentra en cautiverio o prisionero, es decir que no está bajo el sometimiento de otras personas.

Como vemos choca un poco lo que yo digo con lo que dice la RAE.

Vamos con la tercera definición: sólo eres libre cuando haces lo que tienes que hacer. 

Para este caso siempre uso el tabaco como ejemplo. Yo en el ejercicio de mi voluntad puedo fumar o no fumar, claramente. El caso es, que si fumo es que fumo porque quiero, al final de un poco de tiempo ya no fumas porque quieres. Tu cuerpo te lo exige y ahora si que cuesta a tu voluntad dominar tu vicio y no fumar. Tu puedes elegir lo que quieras pero si te equivocas te esclavizas. Ufff… Una vez conocí una persona de la India que me dijo “yo soy fumador de 5 cigarrillos. He decidido ser fumador pero para seguir siendo libre he decidido solo fumar cinco cigarrillos al día”. Otra vez recuerdo en un viaje a Salamanca, a ver a mis padres, cuando la carretera era de un solo carril y había que ir como máximo a 90. Me fui con mi hermano mayor y  había decidido, sin decirle a nadie, elegir yo la velocidad del viaje. En ejercicio de mi libertad. Decidí ir como máximo a 85. Mi hermano llegó a enfadarse conmigo por ir tan despacio. Yo le dije que había decidido de forma libre ir a 85. No quería que la velocidad máxima me la impusiera el Código de la Circulación, ni la potencia de mi coche, ni el diseño de la calzada, ni el miedo a la sanción. ¿Tú crees que lo entendió? pues no. Cabreo del siete. A la vuelta volví un poco más ligero porque tampoco se trataba de torturar a nadie.

Con respecto a la segunda definición: Sólo eres libre cuando te haces esclavo del Amor.

Para este caso suelo poner el ejemplo del matrimonio. Yo, persona libre y en ejercicio de mi voluntad decido unir mi vida a otra persona por amor. Algún chistoso siempre dice que es en ese momento cuando pierdes la libertad. Pero no es así. En realidad mis opciones de elección cambian. Entre dos se pueden hacer más cosas que uno solo, es como si uno se subiera en otro, alcanzamos más cosas. Además, como decía mi madre: “ el amor verdadero no resta ni divide sino que suma y multiplica”. De aquí la conclusión de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras” pero necesitamos explicar que es el amor.

Y por último la primera definición: Sólo eres libre cuando haces la voluntad de Dios.

Para mí es la conclusión de este tema y el principio de todo, porque conocer la voluntad de Dios es un ejercicio que dura toda la vida y más complicado que saber que es la libertad.

¿Cuál es el sentido de nuestra vida?

Bueno mi respuesta no es fácil y supongo que cada uno habrá llegado a su propia conclusión, pero pensar en ello ayuda a entender lo esencial. Voy con mi respuesta, muy resumida y esquemática:

El hombre ha nacido para servir, ser feliz y meritar. 

Servir es cumplir con el fin para el que hemos sido creados: hacer lo que hay que hacer. Servir es amar y amar es servir. El reverso del amor es el sufrir. Amar duele, si no duele no es amor. Amar es sufrir, sufrir no es amar.

Ser feliz es sentir que haces lo que tienes que hacer. Te da paz y alegría. Cuando sabes que haces lo que tienes que hacer eres libre, te da paz y alegría. Solo eres libre cuando haces lo que tienes que hacer. Ser feliz no significa no sufrir. Sufrir no significa ser feliz.

Y meritar es ofrecer todo el dolor que produce amar como viadores (uniéndonos al dolor de Cristo) y ganar el premio de la vida eterna para seguir sirviendo y siendo feliz sin los dolores de esta vida circunstancial.

Si Dios es Amor, es la esencia de su ser, amar tiene que ser la acción del Amor, amar es Dios actuando. Amar es Dios actuando en mi, por mi.

El amor tiene seis fuerzas o potencias

El amor de primera fuerza, hacia Dios, de segunda, el de los padres hacia sus propios hijos y viceversa. de tercera, el del esposo hacia su esposa y viceversa, de cuarta, hacia el prójimo, de quinta hacia la ciencia, de sexta hacia el trabajo. No hay más amores. No hay amor a los animales, ni amor al planeta, ni amor al arte, ni amor a la música. No se ama el deporte, ni se ama el coche, ni al perro, ni a la naturaleza.

Amor de primera fuerza: hacia Dios

Dios cogio barro de la tierra (ADN) y le sopló su aliento de vida y de esa esencia estamos llenos, la presencia de Dios en cada criatura es ese soplo divino que nos diferencia de un mono evolucionado. Somos templos del Espíritu Santo. Esa parte de Dios en el destierro humano quiere volver de donde salió, nos hace buscar y querer a Dios como la tierra al sol. Orientar nuestro servicio, nuestro hacer, nuestro amar, hacia Dios es la motivación más potente de nuestro ser y lo que nos hace mas feliz. Por amor a Dios se pierde la vida ofreciendola por un hermano, por amor a Dios se pierde la libertad para que tu familia la obtenga. Por Amor a Dios el hombre es capaz de todo. 

Amor de segunda fuerza: el de los padres hacia sus propios hijos y viceversa.

Aquí no solo amamos a Dios en el otro sino a mi yo en el otro, mi gen, mi sangre. Tiene una componente muy instintiva, animal, pero es auténtico amor porque reconoce a Dios en mi hijo. El hijo debe reconocer a Dios en el padre.

Amor de tercera fuerza: el del esposo hacia su esposa y viceversa.

Así, decía Adán, “esta es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne” El amor al esposo es amor a uno mismo pues son una misma carne y por tanto amor en plenitud de Dios en nosotros. Cuesta conocerse a uno mismo, más cuesta conocerse a uno extendido en dos. 

Amor de cuarta fuerza, hacia el prójimo.

El amor al prójimo es amor a Dios: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.”

Amor de quinta fuerza, hacia la ciencia.

Amor a la ciencia es el deseo de Dios de darse a conocer por su creación, descubrir sus secretos nos acerca más a Dios, es conocer al relojero que hizo un universo perfecto para nuestra existencia.

Amor de sexta fuerza, hacia el trabajo.

Amar el trabajo es amar a Dios por el trabajo, colaborando, sirviendo, participando con el hacer de Dios en su creación, contribuimos poniendo orden, construyendo y dando alimento y cobijo al hermano, etc.

Se ama el trabajo porque te unes al plan de Dios. Ser músico y componer es un trabajo, se ama el trabajo porque te une con Dios en la creación de la armonía, da sentido a la vida porque pones tus dones a trabajar, Dios te dio un aroma propio y lo exhalas, Haciendo lo que tienes que hacer amas. Pero no es por amor a lo producido. Uno ama ser carpintero porque Dios te dio don para sacar de la madera un mueble bien hecho, pero no se ama la silla ni la mesa. Se ama al hermano cuando estás haciendo una silla pensando en lo cómoda que va a ser para él.

Cuidar la creación es un trabajo, No se ama un árbol, Dios te invita a cuidarlo, regarlo, protegerlo, esto es trabajar por Dios y  lo que se ama es a Dios por el trabajo al colaborar con Él en su creación. No te unes a la creación porque Dios está inmanente en ella, eso es panteísmo. Está muy de moda.

No me extiendo más. No se si alguno de mis hijos va a entender esto pero “quede”.

Deja un comentario

Tendencias