22/01/2024

Un maestro y su discípulo caminaban junto al río cuando el maestro le preguntó al discípulo: ‘¿Recuerdas el Salmo 50 de esta mañana que decía: «Pecador me concibió mi madre»? ¿Tú crees que nacemos pecadores?’.

El discípulo contestó: ‘Cuando son bebés, no hay ningún pecador. La inclinación al pecado se desarrolla a medida que descubren la vida y aprenden que mentir rinde más que decir la verdad, o que robar es más rápido que trabajar y ganarse un sueldo. Es decir, no se nace pecador. El pecador se hace’.

El maestro asintió y mencionó las palabras del profeta Ezequiel: ‘El alma que peque, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él’ (Ezequiel 18:20). Luego preguntó al discípulo si creía que el comportamiento de los padres, tanto antes como después del nacimiento, podía afectar el comportamiento futuro de sus hijos.

El discípulo respondió: ‘Parece más probable que si el padre es un borracho, el hijo pueda serlo. Sin embargo, si el padre muere antes de que nazca el hijo, ¿cómo le va a afectar?’

El maestro le preguntó: ‘¿Y si fuese la madre alcohólica?’

El discípulo explicó: ‘Una vez nacido, igual que con el padre, el mal ejemplo de la madre puede llevarlo a ser también alcohólico. Pero si la madre bebe durante el embarazo, puede trasladar el alcoholismo al feto y este puede sentir el síndrome de abstinencia al nacer’.

El maestro le hizo saber que incluso antes de nacer, la mala conducta de los padres puede llegar al feto, a través de modificaciones epigenéticas, transmitidas al óvulo o al espermatozoide. También mencionó que muchas personas heredan dolores emocionales que no son suyos, como temores, angustias y desesperanzas de sus ancestros. Ante la pregunta del discípulo sobre si esto era un fallo de diseño de Dios, el maestro explicó que podría considerarse como parte del castigo resultante de una modificación genética introducida por el enemigo en el origen del hombre. Pero explicó que, más que castigo es parte del diseño del hombre para facilitar la adaptación del hombre al medio y no habría que considerar que la epigenética puede ser aveces un trastorno pero también un beneficio.

El discípulo reflexionó sobre cómo lo que parece bueno puede ser perjudicial y lo que parece malo puede ser beneficioso. Todo ello depende del ser que habita en cada persona. 

El discípulo preguntó: ¿si las angustias heredadas eran parte del diseño para facilitar la adaptación del hombre a su entorno, cómo resolverlas? El maestro respondió que era crucial reconocerlas, pidiendo perdón y perdonando a Dios, a los ancestros, a quien hubiero podido hacer mal y a uno mismo por atribuir causas propias a emociones que desconocemos su origen verdadero. Dios todo lo hace bien,»

Mónica:

Claro, aquí tienes una guía de meditación basada en el texto anterior:

Reflexiones sobre la Naturaleza del Ser

1. Preparación:

   – Busca un lugar tranquilo y cómodo donde puedas sentarte o recostarte.

   – Respira profundamente varias veces para relajar tu cuerpo y tu mente.

2. Lectura del Texto:

   – Lee el texto con atención, permitiéndote absorber cada palabra y reflexionar sobre su significado.

3. Meditación:

   – Cierra los ojos y lleva tu atención a tu respiración. Siente cómo el aire entra y sale de tu cuerpo, centrándote en el flujo constante de la respiración.

   – Reflexiona sobre la idea de que no nacemos pecadores, sino que nuestras experiencias y elecciones nos llevan por ese camino.

   – Considera la influencia del entorno, los ejemplos de los padres y las emociones heredadas en tu vida.

   – Reconoce cualquier angustia heredada que puedas estar experimentando y permítete sentir compasión por ti mismo.

4. Oración y Perdón:

   – En tu corazón, pide perdón por cualquier dolor emocional que hayas heredado y por cualquier juicio que hayas proyectado sobre ti mismo.

   – Perdona a tus ancestros por cualquier carga emocional que te hayan transmitido involuntariamente.

 - Pide perdón a los que hubiera podido hacer mal con sus accióne u omisiones.

   – Pide perdón a Dios por cualquier resentimiento o confusión que hayas sentido con respecto a tus emociones heredadas.

5. Agradecimiento y Liberación:

   – Agradece por la comprensión que has adquirido y por la oportunidad de liberarte de cargas emocionales innecesarias.

   – Visualiza cómo dejas ir cualquier peso emocional que no te pertenece, permitiendo que se disuelva en la luz.

6. Finalización:

   – Abre los ojos suavemente y tómate un momento para volver al presente.

   – Si lo deseas, anota tus reflexiones y sentimientos en un diario para seguir explorando este tema.

Espero que esta guía te ayude a reflexionar y encontrar paz en tu corazón.

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