19/03/2024

Ya escribí una reflesion sobre esta bienaventuranza: https://reflexionesparaandarpor.casa/2024/01/16/las-promesas-del-reino-de-dios-fe-bendicion-y-cumplimiento/ pero siguen preguntandome por la pobreza si es material o no, por ello le pregunté a Abba.

¡Abba, querido Papá! que te prodigas en mimos y cariño con tus hijos y atiendes en todas sus necesidades a toda la humanidad, ¿qué es la pobreza que nos permite alcanzar el Reino? ¿En qué consiste el Reino?

Querido hijo, mi amado jardinero,

Las almas de los hombres son creadas por mí y asignadas a un cuerpo en el momento de la concepción. El alma requiere del cuerpo para experimentar la vida y así decidir libremente si yo soy el objeto de su amor. Algunas almas nacen en familias pobres, otras en familias ricas; unas en hogares amorosos, otras en entornos de rechazo desde el inicio. Algunas ni siquiera llegan a nacer, arrebatándoles toda su existencia en este mundo.

Siempre tendréis a los pobres (Marcos 14:7), y aquellos nacidos en la pobreza o en la riqueza son designados por mi voluntad. El camino que preparo para cada hombre es perfecto (Salmos 18:30) y cuando decidan, podrán hacer el bien unos a otros (Marcos 14:7). Sin embargo, nacer pobre o rico no otorga mi Reino.

Mi Reino reside donde mi Hijo reina, en el corazón del hombre que le abre las puertas, se despoja de todo y le otorga completa soberanía sobre lo que cree suyo. Por tanto, es fundamental desprenderse de todo lo material y de la propia identidad, pues nada realmente os pertenece. Solo una cosa es verdaderamente tuya: tu pecado, el cual también debes entregarme para que pueda reinar en tu corazón y convertirlo en mi Reino.

Imagina vivir en un oasis en medio del desierto. Puedes creer que es tuyo por herencia, pero en realidad ni siquiera la arena bajo tus pies te pertenece. Todo ha sido un regalo que te permití administrar.

Otro nació en la tienda de un vagabundo errante, sin posesiones propias, pero le permití usar lo necesario para subsistir.

El habitante del oasis, al ver al vagabundo en su soledad, le brindó agua, comida, curó sus heridas y le ofreció compañía y afecto. El vagabundo, envuelto en envidia, codició la daga con piedras preciosas del anfitrión y, aprovechando un descuido, se la robó. ¿Quién es el verdadero pobre: aquel que da sabiendo que nada es suyo o aquel que codicia lo ajeno?

Necesito corazones desprendidos de todo para que a través de mi Hijo pueda reinar en ellos, haciendo que sus manos sean las mías, su voluntad sea la mía y sus proyectos se conviertan en los míos.

El Reino de Dios pertenece a aquellos que se hacen pobres para que yo pueda reinar.

Te brido otra historia tambien para que reflexiones:

En un oasis perdido en el desierto, un rico comerciante llamado Amir se jactaba de su opulencia y acumulaba riquezas sin límites. Poseía tierras fértiles, camellos robustos y joyas deslumbrantes que exhibía con orgullo. Amir despreciaba a los demás y envidiaba a quienes parecían tener más que él, siempre anhelando aumentar su fortuna.

Por otro lado, en la misma región, vivía un humilde pastor llamado Ali. A pesar de tener escasos recursos, Ali era conocido por su generosidad y espíritu servicial. Cuidaba de su rebaño con amor, compartía sus escasos alimentos con los necesitados y ofrecía refugio a los viajeros cansados que pasaban por el oasis.

Un día, una caravana de mercaderes llegó al oasis, liderada por Amir y Ali. Mientras Amir se regodeaba en su ostentación y menospreciaba a los lugareños, Ali acogía a los forasteros con calidez y les ofrecía hospitalidad sin esperar nada a cambio.

Durante la noche, una tormenta de arena azotó el oasis, destruyendo las tiendas de la caravana y dejando a los mercaderes desamparados. Amir, preocupado por la seguridad de sus bienes, se encerró en su tienda para proteger sus posesiones, mientras que Ali abrió las puertas de su modesta morada para dar refugio a los viajeros necesitados.

Al amanecer, la tormenta cesó y se reveló el verdadero carácter de ambos hombres. Amir se encontraba solo entre las ruinas de su codicia, mientras que Ali emergió como un héroe humilde y generoso que había salvado a los mercaderes con su bondad desinteresada.

La historia del oasis en el desierto ilustra cómo la verdadera riqueza no reside en la acumulación de bienes materiales, sino en la generosidad y el espíritu servicial que emana del corazón humilde.

Con amor eterno,

Abba

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